De Arrés a Ruesta
30/07/2017 Domingo, caminando hacia Ruesta
No he dormido muy bien. El albergue tiene cosas buenas y otras que no tanto. Entre las últimas, que no dispone de almohadas.
Después de desayunar salgo del albergue. Son las seis y media.
Casi no se ve y utilizo la linterna de cabeza para bajar de Arrés hasta la carretera.
Las primeras horas está nublado. Me voy dando la vuelta de vez en cuando por si puedo sacar el amanecer. Cada vez hago una foto, aunque no amanezca el cielo está muy bonito.
El camino, hoy, tiene fallos de señalización. Tan tonto es que en un camino del que no se puede salir se pongan tres señales como que en una bifurcación no se ponga ninguna, y ambas cosas las he visto. Y mucho asfalto.
Pero no me quejo, sigue siendo bonito, esa belleza de planicies de trigo segado y pueblitos en lo alto sería como la Toscana italiana si hubiera más agua.
Paso por un lugar con mucha mosquita pequeña, de esas que se ponen a hacer acrobacias delante de la nariz. Las aparto con la mano y vuelven una y otra vez. Rato y rato. Yo, que me he vuelto muy analítico, me hago preguntas. ¿Son las mismas moscas todo el tiempo, o se relevan entre ellas haciendo turnos?, y, si son las mismas, cuando deciden abandonarme porque no me quieren acompañar hasta Santiago, ¿se quedan a vivir en el nuevo entorno, o vuelven a donde me conocieron siguiendo las señales del camino en sentido inverso?. Ya veis que pisar la yerba puede hacer el mismo efecto que fumársela. De todas maneras si hay algún entomólogo que me las contesta, pues bien.
El último tramo del camino, magnifico. Pasa por un bosquecillo al lado del pantano de Yesa. Hay poca agua. Carteles en contra del recrecimiento del pantano. Cubrir las reivindicaciones de unos agricultores que piden más agua, a costa de anegarles las tierras a otros, no me parece una solución justa. Además inundarían cinco kilómetros del camino histórico de Santiago.
Ruesta
Llego a Ruesta. En un banco de piedra hay una persona sentada. Su cara me parece familiar, tardo un rato en caer, ¡pepepero, si son mi amigo Salvador y Francina!. ¡Que alegría!, ¡que sorpresa!. Me ha hecho mucha ilusión verlos. ¡Mira que venir de propio para estar un rato conmigo!.
Hemos comido juntos y hablado ¿como no? del Camino. Ayer hubo un café peregrino en Zaragoza, con una buena representación.
En el albergue de Ruesta nos juntamos los peregrinos de ayer en Arrés, Francesca, Juan Francisco, Marcell y yo. La eslovena, Olga, ha ido un poco mas lejos, a Undués de Lerda.
Está también Masao Morikawa, japonés. Tengo larga conversación con él, ya me atrevo con cualquier idioma. Va en bici y recorre el mundo.
Cenamos los cinco y Juan Ramón, vasco de San Sebastián, que tiene casa en Undués.
Después, Francho, que es el que lleva el albergue nos ha enseñado el museo del pueblo.
La próxima etapa nos llevará a Sangüesa. Un poco más corta que hoy, se prevé más calor.
Hoy he pasado por:
- Arrés
- Martes
- Mianos
- Artieda
- Ruesta
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