De Bolsena a Montefiascone
25/05/2017 Giovedi, caminando hacia Montefiascone
Con dos yogures en la tripa y un paquete de 30 gr de nueces en el bolsillo, he empezado a las siete, acompañado por las campanas de Santa Cristina, mi sexta etapa.
Despacito, que cada paso duele, creo que menos, pero es difícil de evaluar. Sobre todo hasta que caliento, lo paso mal.
El ser un recorrido corto me animaba. Además, casi hacia frío, que así da gusto andar.
Al poco de salir he visto que llevaba delante a otro peregrino/a, en las cuestas arriba, yo me acercaba, pero en las cuestas abajo aumentaba la distancia.
Ha resultado ser peregrina, tocaya, Antonella, italiana. Seguro que me ha dicho de donde venía y a dónde iba, pero no me he enterado. Hablaba muy deprisa para mis comprendederas.
El camino ha sido bonito, también por bosque, como los que me gustan. Bordea el lago, que queda a la derecha. También se oía un río que debe de desembocar en el lago.
Montefiascone
Hemos llegado juntos a Montefiascone, no eran todavía las doce. Como por el camino le he contado mis problemas de pie, hemos entrado en un consultorio. No nos hemos quedado.
Nos hemos despedido en Montefiascone, después de tomarnos una birra. Antonella va a un albergue cuatro kilómetros mas adelante. En Montefiascone está señalizado el kilómetro 100 a Roma.
He probado fortuna llamando al Centro de Spiritualità Santa Lucia Filippini. No ha habido suerte, pero me han remitido al Istituto Divino Amore, otro convento, donde si me han acogido. Me ha atendido una sorella muy amable, que hablaba español, peruana, negrita ella, de nombre Clara. Me ha enseñado lo necesario: ducha, servicio, donde lavar, donde tender.
Y he salido a comer y a ver un trozo de Montefiascone. Hoy he pedido un plato nuevo, pappardella con cinghiale, que ha resultado ser una pasta plana y ancha con carne picada de jabalí. He pedido vino «Est! Est!! Est!!!». Un vino blanco, denominación de origen, con una historia medieval que se puede leer en este artículo de Wikipedia. El vino, había que probarlo, pero ya sabemos como es la gente para sus vinos. Los cafés si que me gustan.
Y una vuelta turística aprovechando el solazo del medio día. Catedral de Santa Margarita, cuya cúpula se ve desde todos los alrededores. Y cosas que veré mañana pues coinciden con la continuación del camino.
Después de bien comer busco una Gelateria, los helados italianos me encantan. En la Gelateria me llevo una grata sorpresa, la joven que atiende, Paula, me habla español, es colombiana y me dice que su padre vive en Zaragoza.
Y al llegar al albergue un susto. La puerta cerrada, sin timbre, las ventanas no existen, están tabicadas. Llamo por teléfono cuatro veces y nadie contesta.
Esa situación me hace conocer a otra persona que posiblemente no hubiera conocido nunca. Él, sale de su coche, que aparca junto a la puerta del albergue. Le pregunto si sabe algo de las sorellas o como comunicar con ellas. También habla español, es mexicano, le cuento que mañana espero a mi amigo Enrique, también mexicano, de Monterrey, y el camino que vamos a hacer juntos. El me dice cuanto le gustaría hacer algo así, pero que necesitaría que sus días tuvieran cuarenta horas de lo ocupado que está. Me dice que cree que existe una red invisible de personas, que sintonizamos y estamos obligados a encontrarnos. Nos presentamos, él es tenor y famoso. Es Baltazar Zuñiga
Por fin sale una sorella por una puerta contigua, que da a una iglesia. Después del susto de la puerta le digo que quiero cenar en la casa. A las siete y media me viene a buscar.
La cena está servida. Enorme plato de pasta. Macarrones, con su pomodoro y su formaggio. ¡Quiero morir!. Como los cuatro de arriba del todo. El segundo espinacas con ajo, bien, y conejo al ajo, bien también. He comido un poco de todo vigilado por Ratzinguer y Francesco.
La hermana que me ha abierto la puerta me regala una postalita de Benedetto Giuseppe Labre. Si no me duermo leeré algo de él. Y un rosario para ponerlo en el coche.
Son ocho sorellas, una de 104 años. La he visto esta mañana cuando tendía mi Kalenji.
Y fin de la jornada, aquí escribiendo para que quede en el recuerdo. Cuando cuelgue las fotos, a dormir, me da igual la hora que sea.
Mañana a Viterbo.
Hoy he pasado por:
- Bolsena
- Montefiascone
Estoy hospedado en:
Montefiascone
Istituto Divino Amore
Corso Cavour 64/A
Tel.: 0731.826089
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Domus peregrini
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Tel.: 338.1838216 / 320.7772586
Il Riposo dell’avventuriero
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